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Los desastres y las emergencias tienen el potencial catastrófico de elevar repentinamente el número de muertes prematuras, COVID-19 ha traído una regresión en avances.

Los desastres y las emergencias (naturales y de otra índole) son cada vez más frecuentes a nivel mundial y ocurren con una cierta periodicidad en algunos países del continente, especialmente los provocados por huracanes, inundaciones y terremotos. Los desastres y las emergencias tienen el potencial catastrófico de elevar repentinamente el número de muertes prematuras, la mayoría de las cuales podrían ser potencialmente evitables si se cuenta con planes de preparación adecuados. Para salvar vidas, los países deben tener sistemas de respuesta a las emergencias que sean sólidos, estén dotados de personal debidamente capacitado y sean multidisciplinarios, como se describe en el marco revisado de la OPS para la respuesta del sector de la salud a múltiples amenazas. Desde esta perspectiva, la mayoría de las muertes causadas por desastres y emergencias son evitables, pero la emergencia de salud que provocó la pandemia de COVID-19 puso a prueba la capacidad de respuesta eficaz de los países de la Región de las Américas. El virus se ha convertido en una de las principales causas de muerte en la Región y ha dado lugar a una regresión significativa en los decenios de avances logrados en la reducción de muertes prematuras: tanto de las muertes evitables como de las muertes por causas tratables.

 

Mapa de tasas y tendencias de mortalidad ajustadas por la edad de muertes prematuras potencialmente evitables, Región de las Américas, 2000‒2019

La figura y el mapa permiten analizar las tendencias de las muertes prematuras evitables en los diferentes países por año, sexo y subconjunto de muertes prevenibles o tratables. Para seleccionar los distintos países que se compararán, mantenga oprimida la tecla "CONTROL" y haga clic en el país que le interesa. El país se filtrará en el mapa y en la figura de tendencias.

Entre los años 2000 y 2020, se notificaron casi 14.000 desastres en todo el mundo, un aumento de 44% con respecto a las dos décadas anteriores. La Región de las Américas fue la tercera región más afectada por los desastres (después de África y Asia).

La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la magnitud del impacto que puede tener una emergencia sanitaria en el sector de la salud y en la salud de la población, y puso a prueba la capacidad de respuesta eficaz de los países en toda la Región. Las perturbaciones del suministro de servicios de salud debido a la pandemia no solo interrumpieron el tratamiento de las enfermedades; también redujeron el tamizaje y la detección temprana de las afecciones de salud en muchos países. La pandemia de COVID-19 se ha convertido en una de las principales causas de muerte en la Región y provocó una regresión de 20 años en el avance logrado en la reducción de muertes prematuras evitables, tanto a causa de afecciones prevenibles como tratables.

Los desastres y las emergencias de salud son determinantes directos de las muertes prematuras potencialmente evitables, puesto que, con una sólida capacidad de respuesta, deberían evitarse estos eventos y la devastación que causan. En la respuesta a las emergencias y los desastres debe considerarse un plan de acción orientado hacia la equidad y debe planificarse en un marco de cobertura universal, que incorpore los preparativos y las acciones de vigilancia de un modelo de atención primaria de salud.